No seas tímido, hacele zoom. Yo desconfiaba que este cuadro estaba hecho con lápiz, pero me tomé la molestia de visitar el Museo Nacional de Artes Visuales para comprobarlo con mis propios ojos.
Su autor, el montevideano Alfredo Ghierra, era el último speaker de nuestra ronda de conferencias. ¡Al fin un yorugua! Yo llegaba unos minutos tarde, pero como el conferencista era uruguayo iba tranquilo, todos sabemos que en Montevideo cuando se dice que algo es a las 18:00 en verdad es a las 18:10.
Como era de esperar, era educado, pausado y cuando terminaba una frase decía "bo". Comenzó su charla hablando de su historia de vida: un entreverado andar en este mundo lleno de obstáculos para quienes se dedican a su profesión forjaron el exitoso artista que hoy nos hablaba.
Luego de contarnos algunos de sus proyectos más exitosos, se fue adentrando lentamente en lo que nos importa, la sustentabilidad. Me causaba gran curiosidad ver la sustentabilidad desde los ojos sensibles de un artista.
Su punto de vista me sorprendió más de lo que esperaba: centró su charla en la demolición del patrimonio montevideano. Un paseo de un par de cuadras por nuestra hermosa ciudad vieja basta para darnos cuenta de lo que habla, la belleza de los imponentes edificios históricos llama tanto la atención como su deplorable estado de abandono.
Alfredo participa en agrupaciones de arquitectos y artistas que abogan por la preservación de nuestro infravalorado patrimonio arquitectónico, el cual es común ver como se demuele sin escrúpulos para poner en su lugar altas torres de apartamentos de bajo costo. Nuestro speaker sostenía que las siguientes generaciones también tenían derecho a disfrutar de él.
La charla de Alfredo, sumada a las imágenes de demoliciones de espectaculares edificios históricos, logró conmoverme. La causa por la que luchaba era muy noble y cierta, no es ecológicamente inteligente destruir edificios, y preservar nuestro patrimonio arquitectónico para las siguientes generaciones también es una forma de respetarlas.
La charla había logrado abrir mi mente a una nueva perspectiva de la sustentabilidad. Esta nueva perspectiva quizás no atendía las urgencias climáticas y otros asuntos tan relevantes para las siguientes generaciones como la preservación del agua potable, la tierra fértil, los bosques y los animales; la contaminación química y del plástico; la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Sin embargo, no dejaba de ser un aspecto cultural que las siguientes generaciones tenían derecho a disfrutar.
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